El huevo de la Prospe (1993)

Al final, casi todos los grandes descubrimientos son como el del huevo de Colón: basta con mirar las cosas sin prejuicios. Hoy he hecho yo un fantástico descubrimiento político cuando trataba de engullir unos boquerones rancios en vinagre rancio ante la barra de un rancio café de la rancia barriada madrileña de Prosperidad, hecho que consigno para que se inscriba en los anales de la Historia. (Y ya que hablo de anales: visiten este barrio y comprobarán que ofrece la más copiosa cantidad de cagadas de perro por metro cuadrado del callejero mundial. ¿Cómo no figura la Prospe en el Guiness de los records? ¿O sí figura, y no me he enterado?)

Volvamos a lo de mi descubrimiento -que sólo cabe calificar de genial, modestia aparte y muy a mi pesar. Versa -claro- sobre el Gobierno.

He explicado ya varias veces cuán bien entiendo a todos aquéllos que están obsesionados con lograr que los socialistas abandonen La Moncloa tras las próximas elecciones. Vale. Pero también comprendo, y mucho, a los que temen que la vacante sea cubierta por el PP. ¿Contradicción irresoluble? En modo alguno. Existe otra posibilidad, y en ella radica mi invento: que se disuelva el Gobierno del PSOE y no haya nuevas elecciones.

¿Anarquía? Quiá: modernidad pura. Ellos -todos ellos- han venido diciéndonos sin parar que no aspiran a hacer una política de partido, sino una política nacional, para todos. Pues si no quieren hacer una política de partido, no hace falta un Gobierno de partido. «La nuestra es la única política posible», aseguran los unos y los otros. ¿Así que el asunto es sólo técnico? Convoquemos entonces no elecciones, sino oposiciones, y que los más listos y mejor preparados ganen sus plazas de ministros. Y el número uno, la de primer ministro.

Ya que renuncian a las ideologías, que se monte un concurso de ideas.

Javier Ortiz. El huevo de la Prospe. El Mundo. 31 de enero de 1993.

http://www.javierortiz.net/jor/jamaica/el-huevo-de-la-prospe